Una de las partes más agradable de nuestro trabajo es encontrar una casa como ésta, sensación que se agudiza más cuando descubres que la propiedad es en realidad una que intentaste comprar hace muchos años. Y además el propietario ha conseguido crear un hogar mucho más mágico de lo que nunca imaginaste. Aunque sea una comparación habitualmente baladí, La Valdesa realmente es un paraíso.

Alojamiento en La Valdesa es en una sola altura

Construida en el mismo sitio que la granja original, la construcción inspirada al más puro estilo John Pawson, es pura simplicidad desde el exterior: techos y paredes blancas, líneas rectas, y pequeñas ventanas a ambos lados del diseño en H. Pero una vez que entramos en el extenso salón de 60m2 a través de una de las dos puertas correderas de cristal (aunque son casi paredes por su tamaño), el efecto es el contrario: nos vemos rodeados de un millar de colores, formas, y texturas, al tiempo que el acogedor salón, con su enorme y cómodo sofá, su chimenea y bonitos muebles, se funde con una arboleda de retorcidos olivos, enmarcada por la ventana en la pared opuesta. A primera vista, lo más probable es que no repares en la cocina, pero aquí está, al final del salón: fregadero, mucho espacio para cortar y preparar, vitrocerámica, horno, etc...lo único que la delata es el extractor ultra moderno, que, como todo en esta casa, es perfecto por su completa falta de notoriedad.

La sensación es la misma en los dormitorios, que ocupan los dos brazos de la H. Los que están orientados al norte miran hacia los olivos y los que están orientados al sur, así como la zona sur del salón, abren a una terraza rodeada de hierbas aromáticas y parcialmente a la sombra de una viña. Es el sitio perfecto para desayunar o disfrutar del sol de invierno. Los dormitorios (dos dobles y uno de matrimonio), tradicionales en sus formas con techos inclinados, en consonancia con el estilo original de la casa, están pintados en suaves tonos rosas y azules. Sin embargo, los baños son funcionales y modernos y de una perfecta simplicidad: nítidas líneas de mármol y cristal, y al fondo, por la ventana, se cuela una pequeña porción de ondulante campo andaluz.

La propiedad está ocupada por sus propietarios con relativa frecuencia y eso se nota. Libros antiguos, fotos, obras de arte, platos de cerámica personalizados, un telescopio de alta tecnología para observar las estrellas, etc. No se trata de una propiedad de alquiler como otra cualquiera, en La Valdesa eres conciente del amor que ponen en ella sus propietarios. El exterior está igualmente bien cuidado: el jardinero viene varias veces a la semana para asegurarse de que la piscina esté bien limpia, de que las terrazas de grava estén bien barridas, y de que tengas más que suficientes verduras de la huerta de La Valdesa. En temporada podrás disfrutar de una inagotable fuente de naranjas y limones, incluyendo un limonero lunar que produce limones bebé cada luna llena. ¡Da igual la temporada que vengas, nunca te faltará limón para tu Gin-Tonic"!

Con tres hectáreas de terreno, hay incontables rincones para sentarse y disfrutar de este lugar mágico, ya sea en la terraza principal mirando hacia abajo a través del olivar; o al final de la propiedad, contemplando las grandes vistas a la sierra. Desayunaremos bien en la terraza sur, bien junto al riachuelo en el rincón occidental, o nos columpiaremos en la hamaca junto a la piscina imitando una antigua alberca. Si la visión de docenas de kilómetros de campo andaluz - en muchos aspectos más afín a África - hace que nos preguntemos cómo es posible que tal extensión de belleza natural pueda existir en la Europa continental, esto se debe a que estamos mirando a una de las más grandes fincas del continente, la finca de los Domecq para toros de lidia (no te preocupes, hay una serie de caminos, arroyos y cercas que nos separan de ellos). La ubicación privilegiada de La Valdesa ofrece numerosas oportunidades para caminar o ir en bicicleta. Y si estamos planeando una estancia menos energética, el corto paseo hasta  el camino de entrada de la propiedad nos brindará en un momento la magia de Vejer de la Frontera colgando de su colina frente a nosotros. Otra alternativa es caminar hasta abajo y llenar las botellas de agua en el manantial natural escondido en un oasis de higueras en el agreste camino  que conecta la casa con la carretera.

Vejer se encuentra a tan solo 10 minutos, con su selección de restaurantes, bares, y actividades culturales; a 30 minutos estaremos en Cádiz o Tarifa. Las playas más cercanas (una maravilla) a 15 minutos en coche: Zahora o El Palmar (entre Cabo Trafalgar y Conil).